“El FBI y el Mossad no tenían dudas de que la conexión local de los policías no tenía nada que ver”

El ex comisario completó hoy su declaración en el juicio. Le relató al tribunal que ya en 1998, a cuatro años del ataque y a dos de su detención, el FBI elaboró un informe en el que “dejaron claro que los policías no tenían nada que ver con el atentado”. Ese documento –agregó- figuraba como “reservado” en el expediente que instruía el entonces juez Juan José Galeano.

 

(5 de noviembre 2015).- El ex comisario de la Bonaerense Juan José Ribelli completó hoy su declaración contra quienes lo detuvieron y lo llevaron a juicio como la conexión local en el atentado a la AMIA con pruebas que, ocho años después, el Tribunal Oral Federal 3 determinó nulas. Contó que ya en 1998, a cuatro años del ataque y a dos de su detención y la de otros policías, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de los Estados Unidos elaboró un informe en el que “dejaron claro que los policías no tenían nada que ver con el atentado”.

 

Ese documento, dijo Ribelli, estaba –“con carácter reservado”- en el expediente que instruía el entonces juez Juan José Galeano, ahora enjuiciado por las irregularidades que determinaron el fracaso de la investigación del atentado. Contó que en un primer momento Galeano se negó a darles fotocopias del informe. Tiempo después, Raúl Ibarra, otro de los policías que estuvo detenido por el atentado -y que falleció antes del inicio del debate- consiguió verlo en el despacho del juez.

 

“En ese informe estaba claro que tanto el FBI como el Mossad –servicio de Inteligencia israelí– no tenían duda que la conexión local de los policías no tenía nada que ver”, volvió a repetir, ante la consulta de una de las querellas. Y, aseguró que el FBI consideraba que “no era posible darle asidero” a esa hipótesis porque “elementos fundamentalistas jamás van a correr el riesgo de una filtración con locales que no son una célula dormida de ellos”.

 

En los pasillos de los tribunales de Comodoro Py Galeano le restó relevancia a esos datos que describió como sesgados. “Los pedimos nosotros, fueron tres informes del FBI”, aseguró y dijo que el testigo podría estar refiriéndose a “una parte que toma de manera aislada”. La querella del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, acompañada por otros acusadores, pidió que este documento se incorpore como prueba en el debate. Los jueces del Tribunal Oral Federal 2 Jorge Gorini, Néstor Costabel y Karina Perilli, secundados por el Domingo Altieri como cuarto juez, tuvieron presente el pedido pero aún no se expidieron al respecto.

 

La fiscalía, por su parte, y con el aval de las otras querellas, pidió que citen como testigo a Mariano Cúneo Libarona, uno de los primeros abogados que asistió a Ribelli. Según contó el ex comisario en la primera audiencia dedicada a su declaración, Cúneo Libarona le contó una conversación en la que el ex titular de la DAIA Rubén Beraja, hoy imputado por el encubrimiento, le dijo: “Mirá, nosotros sabemos que no tiene nada que ver, pero por lo menos que nos dé algo, que investigue algo desde donde está”.

 

En 1996 Ribelli había sido acusado, junto con los policías Mario Bareiro, Anastasio Leal y el fallecido Ibarra, de participar en la conexión local del atentado a la AMIA. En 2004, después de estar más de ocho años detenidos, el Tribunal Oral Federal 3 (TOF3) los absolvió, en el juicio en el que salió a la luz que Galeano había encargado a la SIDE el pago de 400.000 dólares al reducidor de autos Carlos Telleldín para que los involucrara en el atentado. Ahora, junto a su socio y abogado Juan Manuel Ubeira, se representará a sí mismo y a los otros ex policías en la acusación.

 

“Julio”, el hombre que le ofreció participar del encubrimiento

 

En la segunda audiencia dedicada a escuchar su testimonio, ante la consulta de los abogados defensores, Ribelli volvió a referirse a “Julio”, el hombre que asegura lo fue a ver a la cárcel de Caseros para ofrecerle un millón de dólares y “avanzar un escalón hacia la libertad” a cambio de “orientar la investigación (del atentado) hacia elementos fundamentalistas”. ““Entraba a la cárcel por un lugar donde no quedaba registrado y, personal de la guardia, me llevó a una oficina, muy chica”, recordó y contó que, desde entonces no lo ha vuelto a ver. Dijo que estuvo muy atento, durante el juicio por el atentado, pero no lo identificó entre los agentes de la SIDE que declararon como testigos.

 

—¿A quién considera que respondía este hombre cuando le hizo la propuesta y habló de nosotros?, le preguntaron las querellas.

 

—-Sin duda fue el juez Galeano, respondió Ribelli.

 

Según declaró Ribelli la pasada semana, fue a partir de esta extorsión cuando comenzó a notar la corrupción en torno a la causa manejada por el ex juez. "No tuve duda de que Galeano y los fiscales sabían que yo era inocente y prepararon toda la mentira igual" dijo entonces.

 

Hoy, volvió a mencionar a la triada que considera responsable de su privación ilegítima de la libertad: Galeano y los fiscales que lo secundaban en la investigación. En un tramo de la investigación se refirió a las charlas telefónicas en las que Telleldín habló sobre el pago con su entonces esposa, Ana María Boragni (también imputada en este juicio). “A esas escuchas tenían pleno acceso los ex fiscales (Eamon) Mullen y (José) Barbaccia”, apuntó y agregó: “Por eso yo sostengo que tienen plena responsabilidad en el encubrimiento”.

 

Después, sumó también al entonces presidente de la DAIA Rubén Beraja. “No sé si Galeano o Beraja dice refiriéndose a mí persona: ‘Se maneja o declara como patrón de estancia’”, contó Ribelli y recordó que se refería a las escuchas de una conversación entre el entonces juez Galeano y Beraja, representante de la querella de la DAIA en los primeros diez años de la investigación del atentado. En la sala, en el lugar reservado para los acusados, Galeano y Beraja lo escuchaban. “Me quedó grabada la familiaridad y la confianza con la que hablaban”, remató Ribelli.

 

Anastasio Leal, el segundo testigo

 

"Galeano ni siquiera me saludaba. A Telleldín le daba hasta café y 400 mil dólares”, se quejó Leal al declarar por la detención ilegal que el ex juez -ahora imputado por las irregularidades en la investigación del atentado- había ordenado contra él, Ribelli y los otros policías a los que acusó por el atentado. Después, también apuntó a los ex fiscales –Mullen y Barbaccia–. A los tres se refirió como "caraduras y mentirosos” que “armaron y pagaron por una mentira sin pensar el daño que hacían".

 

Leal es el primero de los ex policías que ya conocían o habían actuado en procedimientos contra Telleldín que declaró como testigo en este juicio. Dijo que Susana Spina, la entonces secretaria de Galeano -aún hoy en funciones en el juzgado Federal Nª 9 e imputada en una causa por el encubrimiento que continúa en instrucción- cambió una de sus declaraciones, durante la detención. “Me dí cuenta con el tiempo que había puesto frases, que agregó cosas”, dijo el testigo.

 

Para sumar a lo que consideró “mentiras por las que estuve ocho años preso”, recordó que antes de su detención había declarado como “testigo” en un sumario interno de la Policía Bonaerense en el que investigaban a otros policías por actos “ilícitos”. Ante preguntas de la querella del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, estimó que de allí Galeano -que seguía de cerca ese trámite- tomó una foto suya que después le mostró a Telleldín para que lo involucrara con datos falsos en el atentado.

 

La frustrada detención de Telleldín

 

En la audiencia, Leal reconoció que el 14 de julio de 1994 participó en un intento de detener a Telleldín, al que otros integrantes de la Brigada de Vicente López estaban investigando porque mandaba a robar rodados similares a los siniestrados y después les remarcaba el número de motor, de carrocería y con los papeles originales o adulterados los vendía. Leal dijo que en ese procedimiento, cuatro días antes del atentado, usaron autos particulares y “Telleldín se nos escapó”; pero aseguró no haberlo conocido con antelación.

 

Las defensas quisieron abundar en preguntas sobre este procedimiento, pero Juan Manuel Ubeira –el abogado que con Ribelli representa a los ex policías- se opuso. Es que, por estos hechos, algunos de sus clientes continúan investigados en una causa en el juzgado Federal de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado. Las defensas insistieron: “Lo que tenemos que verificar en definitiva es si había elementos suficientes para hacer lo que se hizo durante la instrucción de la causa AMIA”, justificó Valeria Corbacho, la abogada que defiende a Beraja.

 

El tribunal decidió no dar lugar a esas preguntas, atento a que el propio testigo había manifestado “que podría autoincriminarse”. En la próxima audiencia, el próximo jueves, está previsto que declare Bareiro, oficial inspector en la Brigada de Investigaciones de Vicente López. Conocía a Telleldín desde 1984, cuando trabajaba en la comisaría de Santos Lugares y el ahora imputado se ofreció como informante de la Bonaerense.

 

Milva Benitez/Débora Malamud/RA