(1 de octubre de 2015).- En poco más de dos horas, en la octava audiencia del juicio por el encubrimiento del atentado en la AMIA, Ana Boragni dijo que por su casa pasaron y la amenazaron servicios de Inteligencia locales, de Estados Unidos e Israel, y no tardó en reconocer que se ocupó de cobrar los 400 mil dólares a cambio de los que Carlos Telleldín, su ex pareja, aceptó inculpar falsamente en el atentado a cuatro policías de la Bonaerense. Mientras esto ocurría en el subsuelo de Comodoro Py, en la oficina del tribunal, en el sexto piso, Telleldín presentó una denuncia a los defensores oficiales que la asisten, tal como informó el imputado en la sala de prensa.
Boragni declaró ante los jueces del Tribunal Oral Federal 2. Junto a Telleldín, y otros once imputados, está siendo juzgada por el encubrimiento del atentado en la AMIA.
El hombre que estuvo más de diez años preso por la venta de la camioneta Trafic con la que se habría volado la sede de la mutual, sospecha que los defensores oficiales de su ex pareja tejieron una “alianza defensiva” con el defensor –también oficial- que representa a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia. En este juicio los ex fiscales están acusados por haber conocido y consentido la negociación para que Telleldín involucre a los policías.
En su declaración Boragni no fue precisa sobre el momento en que tuvo contacto con los ex fiscales, mientras junto al ex juez Juan José Galeano se ocuparon de la investigación del atentado por cuyo encubrimiento ahora comparten el banquillo de los acusados. Y cuando se refirió a ellos, también hizo referencia al fallecido fiscal Alberto Nisman.
Como Telleldín -en la audiencia pasada-, Boragni dijo que a través de uno de los abogados que lo defendía, Nisman le pidió a Telleldín que “mantuviera la versión oficial a cambio de no acusarlo”. “Se arrastraba para quedarse con la causa”, concluyó Boragni en la audiencia. Y lo repitió, una vez concluida la jornada.
“El defensor de los fiscales les pasaba (a los defensores de Boragni) preguntas en un papel”, dijo Telleldín a Infojus Noticias. Y aseguró que afectada por un cáncer grado 2, su ex pareja no debería haber declarado. “Los defensores -Enrique Manson y Ana Galán- le deberían haber aconsejado que no lo hiciera”, aseguró. Y si bien no desmintió sus dichos, dijo que cometió algunas imprecisiones “en cuanto a los tiempos”. “Pero dijo la verdad”, concluyó.
En los pasillos de tribunales, Boragni y sus defensores se mostraron sorprendidos y negaron la acusación. En el escrito el hombre que estuvo diez años detenido por el atentado, aseguró que la defensa de Boragni fue “absurdamente ineficaz y claramente la deja en un real y concreto estado de indefensión”.
Cuando comenzó su declaración Boragni había dejado atrás la decisión del abogado Víctor Stinfale de no declarar. El abogado que asistió a Telleldín en la causa por el atentado prefiere tener un perfil bajo, y optó por el silencio. Como Boragni y Telleldín, está acusado como partícipe del delito de peculado: por el cobro del dinero proveniente de fondos reservados de la SIDE. Según la acusación, del primer pago él habría recibido 20 mil dólares.
Esta mañana, ante los jueces del TOF2, Boragni intentó eludir esa imputación. Aseguró que Telleldín le dijo que iba a recibir dinero de una “editorial extranjera” a la que había vendido los derechos de un libro con su versión sobre la venta de la Trafic. Y contó cómo cobró, un primer pago en la sucursal de Ramos Mejía del desaparecido Banco Quilmes, y el segundo, meses después en un banco en Cabildo y Monroe, en el barrio porteño de Belgrano.
“Nunca vuelvas a repetir lo que pasó”, contó Borgani que le dijo alguien que ante ella se presentó como Julio. Y que sería un ex agente de la SIDE, según las investigaciones y la declaración de los agentes de inteligencia en el juicio por el atentado que concluyó en 2004, con la anulación de todo lo actuado por Galeano.
Según Boragni, la amenaza se reiteró en dos oportunidades. Una, cuando dos hombres se metieron en el auto donde viajaba con su hijo para ir a ver a Telleldín a la cárcel, y le dijeron: “No te olvides de la palabra que diste, vos seguí la línea”. Otra, el día que declaró en el juicio por el atentado, y mantuvo la versión oficial.
Después de declarar durante poco más de una hora y media, levantó la voz, se quebró y dijo: “Me está matando, no me importa nada”, en alusión al cáncer por el que se está tratando. Había relatado, con detalles, afectada su voz al inicio y reponiéndose rápidamente después, habló de amenazas. Contó que en su casa se presentaron agentes del FBI y del Mossad, cuando todavía se trabajaba en los escombros de la mutual.
Y dijo que cuando Telleldín ya estaba detenido, se presentó en su casa Héctor Vergés, “una lacra”, según lo definió. “Dijo que era de la SIDE y que lo mandaba el juez (Galeano) y que iba a ayudar”. El hombre que tenía vínculo con el padre de Telleldín en los centros clandestinos que funcionaron en Córdoba, durante la última dictadura, les habría ofrecido un millón de dólares para que desviara la investigación. Boragni dijo que denunció estos hechos en el “juzgado 2 de San Isidro”, pero “el juez (Conrado) Bergesio, creo”, dijo la imputada, “pasó la denuncia al juzgado federal de Galeano, que no hizo nada al respecto”. Y terminó: "Todos fuimos títeres de un gobierno corrupto y de una mierda de SIDE".
Según el requerimiento de elevación a juicio, el pago de los 400 mil dóalres se hizo en dos cuotas. Y Boragni se ocupó de cobrarlo. La primera vez acompañada por Stinfale, el mismo día en que Telleldín suscribió su nueva declaración indagatoria -5 de julio de 1996- y cambió al supuesto comprador de la Trafic que se habría utilizado para el ataque, un tal Ramón Martínez, por los policías. El segundo cobro se concretó el 17 de octubre de 1996. Una vez que otros testigos coaccionados, según un tramo de la causa, corroboraron esa versión.
Las instrucciones que recibió Borgani de Telleldín quedaron registradas por los agentes de Inteligencia que los escuchaban.
-Ah, ¿ya hiciste eso? -le preguntó ella un día antes del cambio de declaración.
-Sí, le dije Citibank o Galicia. Ya te expliqué: el monto son veinte mil para Víctor, cuarenta mil para vos -dijo Telleldín. Ella lo interrumpió:
-¡Está, no hables tanto! -se apuró a decirle la mujer.
Al otro día, una vez que el dinero estuvo en la caja de seguridad, de la sucursal Ramos Mejía del desaparecido Banco Quilmes, los agentes de SIDE le dieron a Boragni un número de teléfono para que le confirmara a Telleldín que la operación se había concretado. La segunda entrega se realizó en un banco en Cabildo y Monroe, en Belgrano, que dio nombre al operativo: “Cabildo”.
En este juicio, Stinfale además del cobro (del total él habría recibido veinte mil dólares), está acusado por formar parte de una maniobra para blanquear el pago. En 1997, cuando llegó a manos de los policías Bonaerenses un video donde se ve a Galeano negociar con Telleldín, Stinfale presentó un pedido de recompensa para su defendido con el que se pretendía blanquear el cobro.
Milva Benitez/Débora Malamud/RA